miércoles, 21 de enero de 2009

Testigo de la época del nacionalsocialismo

"CINCO PASOS ADELANTE Y CINCO PASOS ATRÁS, MEDIA VUELTA..."


Verano de 1942. Johann, un chico de 16 años camina cada vez más rápido adelante y atrás en la “celda E-28” de la “ala de la muerte” del tribunal de Viena, así se llama la parte de la prisión destinada a las personas que están esperando su ejecución. “No tendría que haber desertado de esa jodida asociación de las juventudes hitlerianas”, le pasa dolorosamente por la mente. Reflexiones que Johann no puede soportar en este momento. Cinco pasos adelante y cinco pasos atrás – media vuelta... Caminar debe ayudar a aturdir sus sentidos.

De manera casi maníaca Johann intenta no pensar en lo que le espera. “Muerte por guillotina a causa de resistencia contra el poder estatal”, pronunció la sentencia del tribunal especial de Graz. El juez nazi lo insultó como a un criminal peligroso y un parásito de la nación: Johann fue declarado no digno de vivir en un país como la Gran Alemania. El mundo real y el pensar normal se reducen al absurdo en esta situación desesperada e irremediable. “Tan joven y ya un malhechor peligroso. Voy a rezar por ti, que Dios perdone tus pecados”, le promete el padre espiritual durante su visita a la celda. Sólo un débil consuelo para un delincuente tan joven que cada día tiene que presenciar como otros candidatos a la muerte vienen recogidos por los nazis sin anuncio, arrastrados al patíbulo y decapitados.

75 detenidos mueren durante el periodo en el que Johann, identificado sólo por el número 5345, espera la ejecución de su sentencia. Cada media hora hay controles nazis y las manos y los pies están continuamente encadenados el uno al otro por hierro. El diario vestirse y desvestirse, porque los detenidos tienen que dormir desnudos, se convierte en una tortura para Johann. “En Viena naciste y en Viena vas a morir”, es el saludo diario a Johann por el comandante de la planta. Sus palabras vienen acompañadas por golpes fuertes con el manojo de llaves en la cabeza del chico joven.

Johann sabe que tiene que morir, pero no sabe cuando. Los nazis fijan el día al azar. 104 delincuentes tienen el alma en un hilo y temen, cada día, durante el tiempo crítico, de las 17 a las 19, que les toque su turno. Los vigilantes lo saben y se aprovechan del miedo a la muerte de los detenidos para sus “juegos sádicos”. Así, por ejemplo, los nazis avanzaban a hurtadillas por los pasillos para de repente meter las llaves pesadas en la cerradura de las celdas. Los detenidos temblando, aguzaban el oído y casi se desmayaban del miedo al pensar que les había llegado la hora.

El 18 de octubre en 1942 alguien abre de golpe la puerta de la celda de Johann. “¡Muévete!”, grita un nazi vestido de negro. Al fondo se siente hablar el compañero de celda de Johann, que intenta apelar al chico de 16 años “Tienes que ser valiente, muéstrate como un verdadero hombre y muere como tal”. Johann se queda blanco y quiere gritar, pero no le sale un tono. El nazi le lee algo en voz alta, pero Johann no se entera de nada. El nazi le grita impacientemente “No has entendido lo que te he dicho” y repite otra vez la nueva sentencia “El Führer te ha indultado a 12 años de prisión para jóvenes.”

Al entrevistar a Johann Lehner en su casa en Steyr, Austria.

Hoy, unos 60 años después, yo tuve la honra de entrevistar a esta persona tan impresionante. Al encontrarnos en su casa en Steyr, donde vive en Austria, mi doy cuenta de que tengo delante de mi a una persona que puede enseñarnos algo que ningún libro o persona del tiempo actual es capaz de hacer. Al acabar de leer la siguiente entrevista y su libro "Salvado de la celda de un condenado a muerte" que salió en el año pasado, estoy segura que cada uno de vosotros va cambiar su opinión sobre cuáles son los verdaderos problemas en la vida.

Pregunta: ¿Cuál fue la razón para escribir un libro en el cuál describe todos los acontecimientos horribles que le ocurrían desde 1938 hasta 1945? ¿Puede ser que quería enseñar algo a la posteridad?
Johann: Tenía el concepto del libro en mi mente desde hace mucho tiempo, pero lo deseché muchas veces. Gracias a mis cuentos en el círculo de mis amigos y, en especial, a mi hija, ellos me instaron para que finalmente me pusiera a escribir este libro. Conozco a alguien en la biblioteca de Steyr (donde él vive) que me ayudó a redactar el libro y que pasó el manuscrito a la casa editora de Ennsthaler.


P: ¿Hay alguien al quién usted echa la culpa de todo lo que le ha pasado en su vida y para todo lo que usted ha descrito en su libro?
Johann: Hay una persona, que se llama Jarosch, que fue el compañero en las juventudes hitlerianas y que me animó a huir. Allí fue cuando todo empezó a ir de mal en peor
.....(La mirada de Johann se fijó en el suelo, como si él recordara algo que le duele mucho).

P: Usted tuvo una infancia muy difícil, con una madre y un padre casi siempre ausente y le entregaron muy temprano a un hogar. ¿A pesar de esto, cuál fue el mejor consejo que sus padres le dieron para su vida?
Johann: Si, recuerdo el de mi padre; decía siempre “Sé bueno, honesto y obediente”.

P: ¿Que le pasa por la mente cuando compara su infancia y su adolescencia con la de un adolescente de hoy?
Johann: Los jóvenes de hoy en día son más independientes, más libres y más seguros de sí mismos, pero muchos de ellos no saben qué hacer con esto.

P: Hitler entró el 12 de marzo de 1938 en Austria bajo masas de gente que daban gritos de júbilo. Dos días después usted pudo ver a Hitler en vivo, desde muy cerca, cuando habló a las masas durante su famoso discurso del balcón del Hotel Imperial de Viena. En su libro, usted habla de una gran decepción y de una figura de “mamarracho”. No entendía la histeria que Hitler provocaba entre millones de personas. ¿Cuál cree usted que fue el verdadero motivo por el que Hitler era tan popular para la población de aquel tiempo, qué pudieron ver en él?
Johann: Cuando era un niño tenía una idea idealista de Hitler, me lo imaginaba como el Siegfried de las leyendas heroicas alemanas. (con una sonrisa ligera). Pero cuando lo vi, fue decepcionante. Hitler fue elogiado porque creó trabajo y dio esperanzas a la gente de un mejor futuro.

El discurso de Hitler en Viena en 1938 al cual asistió
Johann Lehner.

P: ¿Qué le pasó por la cabeza cuando el tribunal de Graz en 1942 pronunció la siguiente sentencia “Johann Lehner está condenado a la decapitación por guillotina”? ¿Fue posible en este momento percibir realmente lo que le dijeron?
Johann: Dado que fui golpeado poco antes de entrar en la sala de audiencia del tribunal, y dado que no había comido por tres días, no fui capaz de concebir la sentencia.

P: ¿Cómo describiría usted la sensación de vivir esperando su ejecución y con la certidumbre que cada día podría ser el último?
Johann: (se pone nervioso y empieza a ordenar los papeles y los libros que son desperdigados en toda la mesa..) No estoy capaz de responder a esta pregunta.

P: Creo haberle entendido perfectamente. Además, usted piensa que todas las invectivas llenas de odio contra los judíos y sus exterminaciones en masa en los campos de concentración habrían podido ocurrir también en otro país, quizás en un otro momento de nuestra historia y por otra población, o que solamente la población alemana era capaz de provocar un odio tan inconcebible?
Johann: No pienso que la crueldad y el holocausto durante la Segunda Guerra Mundial fuera resultado de la mentalidad de una población específica. Es suficiente mirar los acontecimientos actuales en el mundo y entiendes que en ciertas situaciones cada nación es capaz de ir a la guerra y de matar al otro.

P: Usted en su libro habla de su desesperado intento de suicido, ¿que pasó exactamente?
Johann: Intenté colgarme de una tubería del aseo. La tubería se rompió porque no resistió el peso de mi cuerpo y yo aterricé, calado hasta los huesos en el suelo. No fue mi único intento de suicidio; por suerte, todos fracasaron.

P: ¿Cuál es la primera palabra que hoy se le ocurre espontáneamente si le digo “celda E-28”?
Johann: El hedor terrible y inaguantable a naftalina, que fue utilizado como veneno antipolilla para proteger los colchones y las mantas en las celdas y que es, como se sabe hoy en día, muy perjudicial para la salud.

P: ¿Quién tuvo una gran influencia en su vida?
Johann: Mi padre.

P: ¿Cuál es su opinión sobre la exposición “Capital cultural del Führer” que tiene lugar este año en Linz, Austria, con motivo del nombramiento de Linz como la ciudad cultural europea del año 2009? Como usted tal vez ya sabe, es una exposición sobre Hitler, donde él viene representado exclusivamente como un amante del arte, pintor y arquitecto, y donde parece, que de repente se olvida el hecho, de que en realidad fue el asesino de millones de personas?
Johann: Después del fin de la guerra en 1945 y después del fin de mi cautiverio yo intentaba olvidar y reprimir todo lo que había ocurrido en la Segunda Guerra Mundial para poder construirme una vida normal; fue muy dificil para mí. Pero hoy en día, unos 60 años después, yo soy de la opinión que cada posibilidad tiene que ser utilizada para recordar a la gente lo que sucedía en el pasado. La mente humana tiende a olvidar lo horrible y a acordarse sólo de los momentos felices, y eso puede ser fatal para el futuro.

P: ¿Qué le enfada hoy en día?
Johann: La desfachatez de los políticos, la contínua disputa entre los partidos políticos, la discriminación de las personas de diferente parecer y la irresponsabilidad de los managers de la economía.

P: Mi última pregunta es, si hay algo que usted quiere recomendar a sus nietos y a las generaciones jóvenes de hoy?
Johann: Yo pienso que cada uno tiene que hacer sus propias experiencias y encontrar su propia verdad.



Reportaje sobre Johann Lehner en el periódico austríaco "DER KURIER" del 26 de octubre del 2008

HISTORIA:
Sentencias de muerte por delitos insignificantes.

Justicia Nazi: Entre el 12 de marzo de 1938, la entrada de las tropas alemanas en Austria, y abril 1945, el derrumbamiento del Tercer Reich, los tribunales, bajo la dirección de nacionalsocialistas, imponían 1320 sentencias de muerte (de las cuales 1194 fueron llevadas a efecto por la guillotina). Como “delitos graves” fueron considerados la matanza clandestina, comercio clandestino, escuchar emisoras extranjeras, pertenencia al partido comunista así como amoríos con personas de otras razas y homosexualidad.

martes, 4 de noviembre de 2008

Normas de vestuario y de comportamiento en el Parque del Buen Retiro.

¿Juegan aùn un papel importante en lugares publicos?


El antiguo "Real Sitio del Buen Retiro", creado en el siglo XVII, constaba antiguamente de Palacio y Jardines. Desaparecido casi por completo el Palacio, hoy solo queda parte de los jardines, que conocemos como Parque del Retiro.

Su nombre original, "retiro de los reyes", responde al hecho de que los soberanos encontraran en este parque un sitio para descansar, guardar el luto, mirar representaciones teatrales, batallas navales, preparar entradas solemnes en la corte, ir de caza y navegar en góndolas por sus canales. A lo que sólo tenía acceso el Rey y su Corte.

La situación cambió a partir del año 1743, cuando Fernando VI permitió la entrada en el Real Sitio a "personas decentes" en horas regulares para pasear o recrearse, con la condiciòn de acatar una serie de normas de comportamiento y de vestuario. Todos debían apearse en la puerta de Aparicio y entrar a pie dejando sus coches en la parte exterior. Los hombres tenían que presentarse peinados, sin gorro , red , montera, en "traje regular" de cortesanos. Las mujeres eran las más insumisas y en consecuencia las más perseguidas por apariencia sospechosa. La regla para ellas decía que al entrar tenían que quitarse el manto o mantilla para descubrir sus hombros y cinturas. Las reclamaciones de mujeres ofendidas por la incautación de sus mantillas y los modales empleados por los guardas fueron numerosas. A diario se quitaban de cinco a seis mantillas por término medio, que pasaban al Hospicio, donde salían a subasta.


Lo que hoy en dia nos puede parecer increíble, antaño era una norma indiscutible e invariable: No se permitía la entrada en los jardines a comunidades, ni regulares ni seculares, ni a familias enteras y estaba prohibido cualquier tipo de diversión colectiva: bailes, música, comidas, etc.


Hoy, unos 300 años después, el Parque del Retiro ha llegado a ser uno de los sitios más importantes en Madrid para la expresión individual de una buena parte de sus habitantes. Paseando por los jardines se encuentra gente de todo tipo, que se dedica a infinidad de actividades de entretenimiento y deporte que el parque acoge en su interior, preocupandose poco o nada del vestuario y comportamiento de todos sus visitantes.


Al entrevistar a los visitantes del Parque sobre este hecho històrico, la mayoria se muestran sorprendidos. Respecto a la pregunta sobre la necesidad de volver a introducir unas normas de comportamiento y vestuario, que por supuesto serían adaptadas al siglo XXI, todos los entrevistados tienen la misma opinión: "Cada uno puede escoger libremente como vestirse mientras respete las normas éticas y no moleste a los demás".

Y por último ¿Cómo debemos comportarnos?: "Hoy en dia, en lugar de poner unas reglas de comportamiento, sería suficiente asegurar la buena educación de la gente para facilitar la convivencia en lugares publicos, como lo es el Parque del Retiro".

lunes, 3 de noviembre de 2008

"Aller Anfang ist schwer"...En la vida, todo es empezar.